Las grandes empresas de ambos países desgranaron sus experiencias y expectativas

24.04.2017

La segunda sesión concluyó que se trata de un reto para los países y en el que deben involucrarse todos los estamentos sociales

El periodista de Valor Económico Daniel Rittner, participante junto con el senador Antonio Anastasía en el Programa Líderes de la FCEB de 2015, ejerció de moderador en la segunda sesión del Foro España-Brasil, que analizó las oportunidades para Brasil y España en la nueva economía digital.

El reportero inició la mesa situando a España y Brasil ante la nueva revolución que se está viviendo en la actualidad: “Internet, inteligencia artificial, automatización… crean una serie de amenazas y oportunidades”. En este contexto Brasil se encuentra en una posición “relativamente buena”, según Rittner, en el puesto 84 de una lista de 153. España, algo por encima, ocupa el puesto 34.

Sobre esta revolución digital el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, afirmó que “estamos viviendo la mayor revolución tecnológica de la historia de la Humanidad”, que modificará “todos los modelos de negocio”. Las telecomunicaciones serán fundamentales en esta nueva situación, y Brasil se encuentra bien situado: el país es “líder en telecomunicaciones en la región. Pero también creemos que se puede avanzar más rápido, y trabajamos con el ministerio para desarrollar una agenda digital” para favorecer este desarrollo.

La labor del Gobierno en este aspecto es esencial. Como explicó el presidente de Telefónica, durante los años de la última crisis económica “España pasó de ser el noveno país de Europa en infraestructuras digitales a ser líder” gracias al esfuerzo inversor promovido por la agenda digital del Gobierno.

Brasil es fundamental para Telefónica, compañía que, según su presidente, “no se puede explicar ya sin Brasil. 100 de los 350 millones de clientes y el 25% de la facturación de la compañía proceden de este país, en el que Telefónica ha invertido 60.000 millones de euros en los últimos 20 años. “Para nosotros es fundamental que Brasil vaya bien”, aseguró José María Álvarez-Pallete, “por eso apoyamos institucionalmente y somos inversores de largo plazo”.

Las aerolíneas son otro buen ejemplo de cómo afecta la digitalización a las empresas. El presidente de Iberia, Luis Gallego, explicó cómo este fenómeno “ha hecho cuestionarse el modelo de negocio tradicional” y a la vez ha abierto otras opciones, “como el bajo coste, que comenzó hace 20 años con el corto/medio radio y se está trasladando a las distancias más  largas”.

La digitalización de la compañía fue, precisamente, uno de los pilares del plan de transformación de Iberia, gracias al cual se mejoraron los ingresos, reduciendo costes y ofreciendo servicios que antes no podía proporcionar. “Creo que la digitalización está transformando el mercado de la aviación, abriendo nuevas oportunidades de negocio, y a este nuevo modelo nos estamos adaptando las aerolíneas”.

Esta nueva situación no afecta sólo a las compañías aéreas, sino también a los fabricantes. El vicepresidente de Embraer, Gustavo Teixeira, explicó la necesidad de invertir en innovación y tecnología, así como tener la capacidad de adaptarse a nuevos modelos de negocio, “como lo que se conoce como 'uberización' del transporte aéreo. Los modelos de 'sharing' también están llegando a la aviación. Esto supone nuevas exigencias, pero abre un potencial para este mercado”.

El ministro de Ciencia, Tecnología, Innovación y Telecomunicaciones de Brasil, Gilberto Kassab, tomó la palabra para hacer un resumen de los diferentes acuerdos e inversiones conjuntas con España en los campos de innovación, comunicaciones y nuevas tecnologías. Gilberto Kassab destacó la alianza hispano-brasileña en el proyecto Ellalink para la instalación de un cable transoceánico de fibra óptica que unirá ambos países. Un acuerdo firmado junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ese mismo día y que servirá para “aproximar mucho más a Brasil y a España”, ya que proporcionará mayor velocidad en la transmisión de datos al no tener que pasar obligatoriamente por los nodos de EEUU.

La Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación de España, Carmen Vela, destacó a su vez el buen hacer de la investigación española (décimo país en producción científica según la OCDE), y el desequilibrio existente a la hora de trasladar esa investigación al área de la innovación. “Nuestras empresas, salvo excepciones, no dedican a I+D+i los mismos recursos que en los países a los que nos queremos parecer”.

Por ello, desde 2012 España desarrolla políticas encaminadas a “favorecer la movilidad del mundo académico al empresarial y viceversa”. Los resultados son “realmente excelentes”.

A este respecto el Rector de la Universidad de São Paulo, Marco Antonio Zago, reconoció que “es cierto que la Universidad es muy cerrada, pero el sector empresarial también lo es, y también los gobiernos. La interacción general se reduce, por lo que tenemos que trabajar para vencer esas resistencias”.

Con respecto a la nueva revolución digital, el Rector considera que la Universidad se enfrenta a dos retos principales. En primer lugar, “la formación de personas cualificadas para una sociedad que no sabemos cómo va a ser”. En segundo, que la Universidad se preocupe tanto por la generación de conocimiento básico como por el conocimiento aplicado. Para resolver todos los problemas derivados de la nueva situación, no obstante, el Rector insistió en que los tres sectores (Universidad, empresa y gobiernos) tienen que interactuar.

El que fuera ministro de Defensa y Justicia de Brasil durante distintas etapas del Gobierno, Nelson Jobim, rompió la tónica general de búsqueda de confluencias presentando los factores que  suponen diferencias de Brasil con España, tanto a nivel bilateral como regional e internacional. En primer lugar, “el hecho de que España está insertada en dos proyectos que implican problemas objetivos para Brasil: la OTAN y la Unión Europea”, algunas de cuyas políticas, de seguridad en el primer caso y económicas en el segundo, entran en conflicto con los intereses brasileños.

Otro elemento de conflicto sería el concepto de Iberoamérica promovido por España desde la década de los 80. En opinión de Nelson Jobim, “este concepto no tiene que ver con la 'brasilidad'. A pesar de que se puedan concebir conexiones con Portugal y España, existen diferencias entre las culturas nacionales de las ex colonias que son muy importantes”.

A pesar de estos factores de divergencia, el exministro brasileño señaló también los factores de convergencia entre ambas naciones, como la colaboración con empresas tecnológicas que permitan no depender de terceros países, como ha ocurrido con la modernización de la Fuerza Aérea Brasileña con tecnología española, las inversiones de Indra en el sector informático y las comunicaciones por satélite. En opinión de Nelson Jobim “es viable la colaboración entre los dos países, como pudo verse con el acuerdo de Asociación Estratégica firmado por los dos países en 2003”. Un acuerdo que ambas naciones han acordado profundizar tras la visita de Mariano Rajoy a Brasil mediante mecanismos de consultas y de coordinación entre ambos Gobiernos.

A esto respondió Carmen Vela señalando que “a las personas de ciencia nos gusta más hablar de similitudes y proximidades que de divergencias. Nos gusta buscar soluciones y pensamos en el futuro”. La Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación se refirió específicamente al programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, en el que a España “le está yendo muy bien” y cuya principal preocupación es “cómo podemos hacer ese proyecto internacional con los países con los que trabajamos, entre ellos Brasil”.

Durante el debate se habló también sobre los cambios que producirá esta nueva revolución digital: su impacto en el mercado de trabajo, en las políticas educativas y los sistemas impositivos. En todo ello “países cercanos en sus valores, como pueden ser España y Brasil, tienen la oportunidad de trabajar juntos”.

Todos estos posibles problemas, indicaron los ponentes, pueden tener entre sus consecuencias el desarrollo de populismos. Los beneficios directos de la nueva economía llegarán principalmente a los países más avanzados. “España está en un nivel intermedio, y Brasil está un poco por debajo en esa escala. Tenemos posibilidades de tener más perjuicios que otros países, pero no significa que no se pueda arreglar”. El principal problema sería la destrucción inicial de puestos de trabajo al ser sustituidos por máquinas y la falta de alternativas para estos trabajadores. Serán necesarias, por tanto, “modificaciones muy profundas en el sistema educativo y la formación profesional, mayores que lo que estamos acostumbrados a llamar reformas”.

Pese a estos posibles problemas iniciales, concluyó Daniel Rittner, esta transición que vivimos, como las anteriores, conducirá a una mayor calidad de vida. El moderador quiso cerrar el debate citando a Oscar Wilde: “El progreso es la realización de las utopías. Que vengan buenos progresos”.

Resumen ejecutivo I Foro España-Brasil

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